09 Abr Hacienda utiliza inteligencia artificial para vigilar tu empresa

Hacienda utiliza inteligencia artificial para vigilar tu empresa

En la década de los noventa, la supercomputadora Deep Blue, desarrollada por IBM, fue la primera en vencer al campeón del mundo de ajedrez de entonces, Gary Kasparov. En 2015, AlphaGo, una Inteligencia Artificial desarrollada por Google, venció al campeón del juego de mesa go, que se caracteriza por tener muchísimas más variables que el ajedrez.

Con el paso del tiempo vamos viendo que la inteligencia artificial tiene unas capacidades increíbles. Esta tecnología se emplea (y se empleará) para realizar una gran cantidad de tareas. Tal es así que, de la misma manera que las empresas la utilizan para sus negocios, incorporando sus funcionalidades y beneficiándose de ellas, Hacienda también la utiliza. En este caso, fundamentalmente par analizar y detectar fraudes.

Hoy hablaremos de cómo se utilizan la Inteligencia Artificial y el Big Data para vigilar a las empresas y autónomos, porque sí, efectivamente Hacienda utiliza este tipo de tecnologías para controlar tus obligaciones en materia de impuestos.

Control y vigilancia mediante inteligencia artificial.

Recordemos que todos, tanto empresas como personas físicas, debemos respetar la normativa tributaria vigente y cumplir con nuestras obligaciones.

Dicho esto, es bien sabido que los infractores existen. Por eso, Hacienda tiene funciones de control e inspección. Dentro de estas funciones, la AEAT intenta detectar el mayor número de fraudes posible, para lo cual utiliza las técnicas, métodos y tecnología que puedan ayudarle.

Un ejemplo claro de cómo Hacienda utiliza estas tecnologías se da en la función de identificación de “falsos no residentes” en España.

Muchas personas físicas que desarrollan una actividad profesional en España deciden marcharse a otro país, donde haya menor presión fiscal. Andorra, Irlanda o Países Bajos son buenos ejemplos de ello. Esto de momento es perfectamente legal, siempre que sea totalmente cierto que realmente cambian su residencia y viven en otro país.

No obstante, existen muchos casos en que personas físicas fingen marcharse a otro país, pero en la práctica continúan residiendo en España. Estas personas estarían cometiendo un fraude, pues simplemente dan la apariencia de mudarse, pero a efectos reales siguen viviendo en España. Por lo tanto, deberían seguir tributando en España.

Pensemos, por ejemplo, en una persona que se va a vivir a Andorra. Pasa a ser contribuyente en Andorra y, por lo tanto, paga los impuestos por lo que gana allí y no en España. Si esa persona se compra una casa en Andorra, pero a efectos reales, pasa los días en España, sería un fraude. La AEAT vigila estas situaciones.

¿Qué tiene en cuenta Hacienda para investigar estos supuestos? Con herramientas que utilizan inteligencia artificial, analiza gran cantidad de datos sobre la residencia, variaciones patrimoniales no justificadas, flujo de renta y consumos de estas personas e incluso de sus unidades familiares.

Hacienda se vale de herramientas que analizan de forma automática más de 70 fuentes de datos, incluyendo redes sociales, tarjetas de crédito, facturas de suministros. Todas ellas pueden dar pistas de si se encuentran en una u otra ubicación, pago en peajes que pueden dar información sobre movimientos, etc.

Imaginemos que una persona que dice vivir en Andorra (y paga sus impuestos allí) resulta que, una vez analizados sus movimientos, se detecta que hay consumos elevados en los suministros de su segunda residencia ubicada en España. Es más que probable que Hacienda golpee esa puerta para preguntar quien reside allí.

De esta forma, los inspectores de Hacienda obtienen información sobre sujetos que, por los resultados de estas investigaciones automáticas, pueden ser susceptibles de estar cometiendo alguna infracción.

La inteligencia artificial como herramienta de ayuda al ciudadano

Si bien hemos empezado hablando sobre el uso de estos medios para controlar y vigilar, también hay otra vertiente, y esta no es otra que la de ayudar al contribuyente a realizar sus operaciones tributarias.

Con esto, nos referimos a que la Inteligencia Artificial está presente en el Ministerio de Hacienda, a través de sus portales web, en materias como la asistencia al contribuyente, para facilitar ayuda mediante sistemas de chat inteligente. Por otro lado, esta tecnología también es usada para facilitar los borradores que ya vienen automáticamente completados, basándose en información del contribuyente. Por supuesto, también se utiliza para facilitar las labores de los funcionarios, teniendo mucho peso en la generación de informes, estadísticas, recopilación de datos y análisis, entre otras cuestiones.

Los riesgos de la inteligencia artificial

Todo esto que estamos comentando, parece muy positivo y eficaz. Mayor control, mejor servicio al contribuyente, más seguridad tributaria… Pero en ocasiones no lo es tanto.

Sin lugar a dudas podemos afirmar que la Inteligencia Artificial es uno de los campos más polémicos a día de hoy. Entran en juego cosas como la moral, la ética, los principios entorno a su uso. Tal es así, que incluso una Inteligencia Artificial llamada Megatron que se utilizó en un debate en la Universidad de Oxford, en el marco el posgrado en Inteligencia Artificial para Empresas, afirmó que el uso de la Inteligencia Artificial nunca será ético. Sin duda, es un dato sorprendente.

¿Puede una IA cometer errores? Los algoritmos que emanan de la IA utilizan y analizan constantemente datos.  Basarse únicamente en estos datos sin aportar visión humana, puede llevar a la creación de sesgos discriminatorios.

En este sentido, debemos hablar del caso de Holanda. Basándose en datos generados por programas informáticos, se acusó a múltiples personas, con ciertas características raciales, de fraude en la concesión de ayudas familiares. Basándose en estos datos, se acusó falsamente a multitud de familias de fraude y, como consecuencia, se les retiraron las ayudas. Finalmente, el Estado holandés se vio obligado a devolverlas. Parte del Gobierno holandés dimitió tras descubrirse que, debido al uso de estas tecnologías, se cometieron errores tan graves. El algoritmo había generado un sesgo discriminatorio y, sin darse cuenta de ello, el Gobierno holandés lo aplicó igualmente para la concesión de ayudas.

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